jueves, 9 de febrero de 2017

Los inicios de la estimulación prenatal.
 
A partir de la década de los 80, gracias a numerosas observaciones científicas llevadas a cabo en distintos campos, como la Medicina, la Psicología, la Biología, la Genética, o la Física moderna, se ha dado un nuevo paso en la comprensión de la vida, al estudiar la vida en el útero.
Del viejo paradigma que consideraba al bebé antes de nacer como un ser incapaz, que no se enteraba de nada, que era algo así como tonto, ciego y sordo, se ha pasado con todos estos nuevos estudios a un nuevo paradigma, que nos va demostrando las capacidades tan maravillosas del bebé en el vientre materno.
 
 
 
 
Así, se sabe que a partir del tercer mes de gestación sus sentidos ya están formados, y el feto percibe las informaciones a través de todos sus sentidos; es capaz de reaccionar ante esas informaciones, y las memoriza. 
     Participación del padre y la familia.
 
La intención real de la estimulación es ayudar a formar un niño que sea capaz de afrontar la vida en el futuro, con sentido común, coherencia, inteligencia y buen humor. Para ello es fundamental el rol que día a día desempeñan los padres, estableciendo un vínculo sólido y duradero, en un ambiente agradable y tranquilo, donde pueda moverse y sentirse feliz.
 Así mismo, la participación del padre y la familia en la estimulación prenatal permite proporcionar un ambiente seguro y lograr comunicar el amor que sienten por sus hijos, es la clave para lograr un crecimiento y aprendizaje óptimos. Es importante que los padres reconozcan que cada bebé es un ser único, individual, que tiene sus propios ritmos, y así aprendan a interactuar con él en forma natural.
 
El padre tiene una “tarea” especial que hacer con sus hijos, que muchas veces ha sido ignorada, y que a través de los tiempos se ha ido descubriendo más y más los beneficios. Hablamos del rol que el padre juega en la exploración a través del juego y la estimulación del niño que empieza desde el vientre de la madre y debe nutrirse hasta la edad de los 6 años.


Consejos previos al parto.
 
Desde el momento en que se ingresa en la clínica, la embarazada debe observar las normas hospitalarias. 
Confianza en su habitación, es posible que se encuentre con un interminable torrente de enfermeras, médicos internos e incluso residentes que continuamente la someten a exámenes y pruebas. Como los miembros del personal son expertos y ella no, la embarazada tiene la sensación de que los demás saben más que ella misma de su propio cuerpo. 
Es probable que gradualmente se le vayan delimitando los sentidos de individualidad, autoestima y autocontrol. Y por muy claramente que pueda expresar sus necesidades o sus inclinaciones, es probable que los bienintencionados  profesionales médicos que la rodean insistan en que los deseos de la madre no vienen al caso y hagan prevalecer sus propias opiniones.
También debes dejar hecha tu maleta con las cosas que necesitarás llevar a la maternidad.  

Así, cuando llegue el momento del parto no tendrás que preocuparte de nada. Eso sí: ¡todo con mucha calma! La actividad frenética está desaconsejada en la fase final del embarazo, y muchas madres, en lo que se conoce como “síndrome del nido”, intentan dejar todo tan perfecto que acaban agobiadas y fatigadas.
Dedica también tiempo para cuidarte, para ti. Piensa que una vez que nazca el bebé todo va a girar a su alrededor, así que aprovecha ahora: queda con tus amigos, sal a cenar con tu pareja, emplea tiempo en hacer cosas que te gusten, ve al cine a ver una película…
Si no es tu primer hijo, también es un buen momento para ir preparando a los hermanos. Para ellos también va a ser un choque el que de repente haya otra personita en la casa, que en las primeras semanas va a acaparar la atención, tanto de sus padres como de las visitas. 
 
Conclusiones.
El feto puede ver, oír, experimentar, degustar y, de manera primitiva, incluso, incluso aprender en el útero. Lo más importante es que puede sentir, no con la complejidad de un adulto, si bien, de todos modos, siente.
Consecuencia de este descubrimiento es el hecho de que lo que un niño siente y percibe comienza a modelar sus actitudes y las expectativas que tiene con respecto a sí mismo. Si finalmente se ve a sí mismo y por ello, actúa como una persona feliz o triste, agresiva o dócil, segura o cargada de ansiedad, depende parcialmente de los mensajes que recibe acerca de sí mismo mientras está en el útero.
 

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